A veces me sorprende la capacidad que tienen los videojuegos para emocionarnos. En los últimos años hemos visto cómo se utiliza el hype, termino inglés para decir que estamos emocionados o excitados ante un producto, para conseguir que nuestra mente imagine el disfrute que vamos a sentir cuando juguemos a ese videojuego. El problema es que parece que muchos jugadores, o quizá debería decir compradores, disfrutan más con la emoción por tener ese juego que por jugarlo.
Es una tendencia que venimos observando en muchos sectores, como tecnología, libros, o cine, donde los trailers son, en muchos casos, mejores que las propias películas, y que a los pocos segundos de publicarlos ya hay legiones de fans que no van a poder dormir hasta que salga la peli, pobres, espero que por lo menos puedan comer para no desfallecer. Parece que si no demuestras que tienes un hype tan alto que se te sale de las venas, es que realmente no eres un fan.
En 2016 vivimos el máximo exponente del hypeismo con el lanzamiento de No Man´s Sky, sin entrar en discusiones si el juego es bueno o malo, está claro que no cumplió con las expectativas ¿exageradas?, lo que nos lleva a la reflexión de preguntarnos: ¿es un problema del juego, del marketing o de los usuarios? Como suele ser habitual, no hay una respuesta sencilla.
Antes la industria buscaba crear un vínculo con el consumidor, era un “¿tú eres de Sega o de Nintendo?” Y se conseguía gracias a la experiencia con los juegos. Al crecer tanto la industria, y el poder adquisitivo de los gamers, todo se ha resuelto a una ecuación muy sencilla, un juego es bueno si vende. A la industria solo le importa el número de ventas, cosa que me parece bien, pero que ha provocado una transformación de los hábitos de los jugones.
Antes el hype en videojuegos lo sentías cuando un amigo se lo compraba y te decía que lo había flipao, entonces te lo comprabas fijo.
Hace años, cuando aún éramos inocentes y el hype en Videojuegos no existía en nuestro vocabulario, nos poníamos cardíacos cuando veíamos los avances en las revistas porque sabíamos que a las pocas semanas comprabas el juego. Como no había tanta oferta, toda la promoción se concentraba en el lanzamiento.
Al no existir medios online que pusieran noticias al momento sobre cómo iban los desarrollos más esperados, el hype lo conseguías cuando un amigo se compraba el juego y te decía que lo había flipao, entonces te lo comprabas fijo.
Pero todo eso ha cambiado, ahora lo que importa en vender y, por suerte o por desgracia, con los juegos nos movemos en el delicado y apasionante tema de las emociones, querer jugar es un deseo primario, es un ¡lo quiero y lo quiero ya! No es racional, porque si lo fuera…
¿Qué es lo que más les gusta a las distribuidoras?, la campaña de reservas de un Videojuego, son ventas aseguradas antes de empezar, te simplifican el stock y te ayudan a preparar tus calendarios fiscales con comodidad, así que: ¡vamos a vender juegos sin que lo jueguen! Es por ello que cada vez se pone más énfasis en una promoción impactante para conseguir que el jugador tenga una gran expectación sobre el juego, lo que se traduce en hype = a mayores ventas en la reserva.
Es habitual que los trailers de los videojuegos salgan con varios meses de antelación y, en muchos casos, parece que se trabajen más las campañas de promoción que el propio videojuego. Luego pasa lo que pasa, que los usuarios que tiene un hype enorme, cuando lo juegan, quedan decepcionados, pero ya lo han comprado, que es lo único que cuenta y ellos están de nuevo hypeados con otro videojuego. Objetivo cumplido, el juego… ¿a quién le importa?

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