La espera ha finalizado porque ya tenemos al ganador y finalistas de la 4ª edición del concurso Cómic y Videojuegos. Esta vez pediamos un relato corto de ciencia ficción que pudiera inspirar un videojuego con las siguientes características:
- Humor y gamberrismo :-).
- Mucha SciFi: viajes espaciales, monstruos, armas... ¡queremos un mundo alocadamente atractivo!
- Tiene que tener como mucho 1.000 palabras.
- Debe reflejar jugabilidad. El relato se debería poder convertir en un juego.

El premio para el ganador es el apasionante cómic de Fear Agent Vol. 1 posiblemente la saga espacial con más acción, humor, celos, violencia, tacos y mala leche que jamás haya sido creada. Escrito por Rick Remender, que además de muchos cómics, ha trabajado como guionista en los videojuegos Dead Space y BulletStorm. Y un Curso Online de Gametopia. Aquí puedes consultar los ganadores de las anteriores ediciones.
Redoble de tambores porque el premio es para...
Eduardo de Motrico Fedriani con 'Space Mercs'
Las balas surcaban el aire dentro de la estación, impactando sobre la cobertura de enemigos y aliados por igual, siendo un único descuido una muerte casi segura. A pesar de que algunos de mis camaradas poseían escudos para evitar eso, dudaba que pudieran aguantar un fuego pesado como este, y también estaba como muestra el cadáver de Jenkins de que ir de cabeza sin un plan era una idiotez sin precedentes.
- ¿Cuánto tiempo más debemos esperar? – Pregunté, gritando por el comunicador, para después sacar el brazo con mi rifle de asalto y disparar una ronda, dudando que hubiera dado a alguno de los cabrones que estaban poniéndonos las cosas difíciles. Era un trabajo simple, simplemente eliminar a unos traficantes que estaban metiéndose en el territorio de otra banda que tenía el dinero para contratarnos. Nada personal, solo tuvieron la jodida suerte de que iban a morir ahora.
- En nada estoy, amor. Una granada luminosa para mejorar mi entrada sería ideal para hacer el escenario perfecto, cariños. – Dijo una voz que hizo a todos los hombres del grupo temblar por un escalofrío recorriéndonos la espalda. Si no hubiéramos sabido que esa voz digna de teléfonos porno capaces de excitar a cualquier hombre o lesbiana provenía de otro hombre que al verlo daban ganas de quitarte los ojos, seguramente el sentimiento sería muy distinto. Lo que venía siendo que tu escuadrón de mercenarios estuviera compuesto por aliens, al cabo del tiempo te encontrabas alguno que es difícil mirar de día a día.
- ¡Marchando una de focos! – Gritó uno, siguiendo el juego a pesar de todo, y una granada surcó el aire en una parábola, haciendo que un destello grande surgiera y pronto los gritos de los traficantes pasaron a surgir, antes de ser extinguidos por ruidos de gargantas siendo degolladas sin pudor alguno.
- Listo… ¿Alguna mierda más que debamos hacer o podemos retirarnos a la cantina? – Pregunté, pasando a ver a los que estaban. Mi escuadrón, anteriormente compuesto por cuatro, ahora éramos tres contando conmigo, estaban cubiertos de pies a cabeza por la armadura táctica; consistente en una especie de traje pegado al cuerpo con diversas partes de metal como petos, perneras, hombreras, casco y brazales cubriéndonos por completo de posibles balazos. Los generadores de escudo estaban en las hombreras, mientras que otras funciones como respirador y comunicador era el casco quien las llevaba. El peto y grebas nos otorgaban directamente protección por si los escudos fallasen, mientras que los brazales tenían guardados munición para nuestras armas.
Alek; que su nombre real es impronunciable por lo que en conjunto le pusimos ese nombre, era quien había causado tanto el escalofrío como la masacre por degollamiento. Era un alienígena que resultaba difícil mirarlo dado que se asemejaba literalmente a un maldito cuerpo humano con la piel retirada… No era agradable mirarlo, pero cabía decir que era especialmente hábil para colarse en las líneas enemigas y labores de reconocimiento, gozando de poder hacerse invisible… No durante mucho tiempo, pero ideal para esa labor. Si sólo no intentara meterse en los pantalones de todo hombre que le pusiera el ojo, le soportaría mejor.
El otro que estaba aparte de mí, su nombre era Cyan… No se dignaba a decir su verdadero nombre, pero me importaba una mierda eso. Hábil granadero y con armas de fuego, bromista por excelencia y buen bebedor, mantenía bien la moral por regla general. También era un alienígena, pero él era más agradable a la vista. Una similitud de su raza podría ser que se mezclaba con animales, siendo él una especie de zorro o algo parecido. La armadura tuvo que adaptarse para acomodar su cola… Todavía se quejaba de que deberíamos haber metido un balazo al que hizo su armadura por acoso sexual… Si tenían que medirte la cola para la armadura, tenías que aguantarte. Igualmente, era soportable y buen controlador de masas con sus granadas hechas por sí mismo. Todavía recuerdo aquella vez que lanzó una granada de las suyas experimentales… No pude volver a ver un estofado en meses después de ver lo que hizo esa granada con las víctimas.
Y bueno, yo era el único humano del escuadrón actualmente. Fumador empedernido, bebedor… prácticamente entraría en los años anteriores a la expansión humana a la galaxia como alguien que estaba a punto de tener una tumba preparada por riesgo de salud. Ahora… francamente me daba igual eso, con las mejoras de salud. También ayudaba que uno pudiera ponerse órganos clonados cuando estos daban problemas. ¿Y por qué estaba yo en una maldita banda de mercenarios? Porque yo fundé esta banda, y también porque soy el único con la paciencia de aguantar las mierdas de mis compañeros de trabajo.
- En teoría tenemos que matar a la bestia que traían… Mientras esta no se escape de su jaula y sea de más de cuatro metros con dientes afilados como cuchillas y cuernos enormes, pasará a ser cosa fácil. – Dijo Cyan, y cerré los ojos… Como en muchos casos, cuando alguien decía eso… Un ruido enorme pasó a indicar lo que tenía… La bestia se había escapado y seguramente venía a donde estaba toda la sangre.
- Cyan… Tú pagas todas las rondas de esta noche. – Ordené, molesto mientras pasaba a recargar rápidamente el arma. El ruido se intensificó y pronto apareció la bestia, destruyendo parte de las paredes a su paso, y haciendo un rugido que si no fuera por nuestros cascos, hubiera sido ensordecedor.
Pasé a apuntar con mi rifle, y activé una de las funciones de este, pasando a haber una especie de estática surgiendo alrededor del arma. Una vez hecho esto, disparé, haciendo que las balas impactaran contra la bestia en su boca y piernas, empezando a electrocutarla. – Cyan, dame una exp. – Dije, siendo exp de experimental… Aunque no lo podía ver, seguramente Cyan estuviera con una sonrisa maniática mientras me daba la granada. La lancé después de quitar el seguro, y me giré.
- Vamos a tomar esas rondas… -
Finalistas del concurso
Cómo siempre, ha sido complicado elegir al ganador, hemos recibido más de 15 relatos y el nivel era my bueno. De entre todos ellos hemos elegido dos que han estado muy cerca de ganar. Sentimos no poder dar premios a todos, pero seguirá habiendo nuevos concursos y oportunidades para todos.
Xisco Conde con 'Las descerebradas aventuras de puto Gnomo'
GDejota con 'Condenados'
¿Te ha gustado? ¡Compártelo!